También hay, un poco apartada del pueblo, la ermita de san Salvador.
A lo largo del siglo XII aparece documentada diversas veces, y consta una familia de linaje Sarroca (como Artau Sarroca) hacia el año 1183.
El pueblo, según él, estaba formado por ocho casas miserables, una abundante fuente de agua excelente que nace allá mismo, y la iglesia parroquial de San Juan Evangelista, al lado de la cual está el cementerio.
No hay bosques, pero sí bastantes fresnos, olmos, álamos, sauces y robles.
En 2009 ya hacía años que era un pueblo casi del todo abandonado y despoblado: quedaba una sola persona.