Sara Alvarado Pontón

Sus primeros años fueron difíciles porque tenía reumatismo articular, especialmente en las rodillas, por lo que no pudo jugar ni hacer actividades propias de su edad.

Cuando tenía sólo 9 años fallece su padre, lo cual le causa un gran dolor.

Desde niña siente el llamado a dedicarse a las misiones, intentó en varias ocasiones ingresar en varios institutos religiosos, pero su quebrantada salud no se lo permitió.

[3]​ Junto a varias compañeras que se unieron a la obra, y con la colaboración del sacerdote dominico Enrique Alberto Higuera Barrera, dio inicio a la Congregación de las Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth.

[1]​ Su cuerpo descansa en la casa madre de su congregación en Bogotá.