Santuario de la Virgen de la Barca

Según leyendas locales, el apóstol Santiago había estado predicando el evangelio en Hispania sin aparente éxito y, desmoralizado, creyó rendirse.

En ese momento, mientras rezaba en el punto donde hoy se levanta el templo, una barca de piedra apareció en el mar y en ella se encontraba María que lo consoló, animó y dio por terminada su misión en ese lugar, pidiéndole que volviera a Jerusalén.

[2]​ A partir del siglo XVII, y motivado por los milagros atribuidos a la virgen, se fueron construyendo edificios de cada vez mayor tamaño hasta que entre los años 1716 y 1719 se construyó el edificio actual con el patrocinio de los entonces duques de Maceda, cuyos restos fueron posteriormente depositados en el templo.

[3]​ Posteriormente, durante el siglo XIX, se añadieron al edificio dos construcciones laterales, la casa rectoral (1828) y una espadaña (1834) que aún hoy se conservan.

[4]​ Ya durante el siglo XX un emigrante gallego en América, financió las obras que remataron la fachada con dos torres.