Se encuentra ubicada en el oriente del centro de la ciudad de Orizaba, en el barrio que antiguamente se llamó Omiquila.
Esta comunidad estaba rodeada por ciénagas fangosas que impedían que los habitantes pudieran dirigirse al centro de la ciudad, y por ello solicitaron permiso para construir una iglesia en su barrio.
Un indio ciego llamado Domingo de Ramos cedió el solar en que se estableció la capilla y se encargó de cuidarla.
Se pagaban doce reales al sacerdote por celebrar la misa, ya que en esa época el camino de la parroquia de San Miguel a la Concordia era pantanoso y despoblado y en tiempo de lluvias no era visitado por los sacerdotes.
[1] La iglesia que permanece hasta nuestros días fue la levantada por la Orden de San Felipe Neri hacia 1725, año en que solicitaron permiso a la arquidiócesis de Puebla para levantar un convento oratorio anexo al santuario que también permanece en pie hasta nuestros días pero que pasó a manos del gobierno con las leyes de reforma de 1857.