Santos Padres de Mérida

Con él comienza la época de oro del episcopado emeritense según nos consta por la obra "Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium".

Fue consagrado obispo para la sede emeritense a la que le proporcionó un periodo de tranquilidad.

"Venerable entre los venerables; santo entre los santos; piadoso entre los piadosos; bueno entre los mejores; adornado de todos los carismas; ese es el Masona que sucede en la dignidad episcopal al dechado de virtudes que fue Fidel".

Fidelísimo en su total entrega a Dios, amante de los hermanos, siempre suplicante por su pueblo; su nombre conocido por sus milagros se extendió por toda la tierra.

Su fama le acarreó las consabidas envidias humanas, entre ellas la del Rey Leovigildo y los obispos arrianos, llevándole hasta el destierro.