Las dos temporadas anteriores había militado en el filial de Tercera división del club, el San Sebastián CF.
Idígoras era un delantero de grandes facultades físicas, algo tosco eso sí, pero muy directo.
En su temporada como debutante en la máxima categoría se hizo con un puesto en el equipo titular de la Real Sociedad.
Sin embargo jugadores emergentes como Pello Uralde o José Mari Bakero comenzaban a reclamar su puesto en el equipo.
El Puebla fue incapaz de clasificarse entre los ocho mejores equipos que disputaron los play-offs por el título.
Fue recibido con cierta expectación por la afición valencianista, ya que por su origen y estilo de juego recordaba a Fernando Ansola, un jugador bastante querido del pasado, aunque no precisamente destacado por su técnica.
La marcha del equipo no ayudó para nada en el pobre bagaje de Idígoras; el equipo acabó en 15.ª posición y pasó por una situación crítica al borde del descenso durante toda la temporada; lo que obligó a los sucesivos técnicos valencianistas a adoptar tácticas defensivas.
Durante la pretemporada 1983-84, Idígoras aceptó ser cedido por el Valencia al Deportivo Alavés que acababa de descender a la Segunda división B española.
También disputó un partido amistoso con la Selección de fútbol del País Vasco, con la que marcó un gol.