El nombre Zita es una variante toscana de "cita" o "citta", que significa muchacha, y por extensión, virgen.
Pronto se ganó el aprecio de la familia por su dedicación al trabajo doméstico, y de los pobres por su generosidad y caridad con lo que lograba economizar.
Se cuenta que otra empleada doméstica de los Fatinelli, envidiosa de Zita, comenzó a insinuar que ésta robaba en la casa para dar limosna a los pobres.
Dante, en la Divina Comedia, haciendo referencia a un viejo magistrado de Lucca, lo señala como "el anciano de Santa Zita".
Su cuerpo incorrupto permanece aún en ese templo, y es objeto de peregrinaciones.