Catalina de Génova
Los padres de Santa Catalina fueron Jacopo Fieschi y Francesca di Negro, ambos ilustres italianos.Su familia tuvo una conexión papal, Roberto, abuelo de la santa y hermano del papa Inocencio IV.Catalina deseaba entrar a un convento alrededor de los 13 años, inspirada en su hermana Limbania, quien era religiosa agustina, pero el confesor la rechazó por su tierna edad, después de lo cual ella parece haber puesto lejos esta idea sin más tentativas.El matrimonio sin hijos resultaba en desgracia; Giuliano se tornó desleal y violento, lo cual convirtió la vida de su esposa en una miseria.Empezó a recibir la Comunión casi diariamente, una práctica extremadamente rara para las personas laicas de la Edad Media.[1] Por cerca de 25 años, Santa Catalina, aunque iba con frecuencia a la confesión, no podía abrir su mente hacía cualquier persona, pero a finales de su vida le designaron al Padre Marabotti para ser su guía espiritual.