Blandina

El historiador Justo González lo narra de la siguiente manera en su libro "Historia del Cristianismo", Tomo I, página 65: "Pero la más destacada de todos estos mártires fue Blandina, una mujer débil por quien temían sus hermanos.

Como las fieras no la atacaron, los guardias la llevaron de nuevo a la cárcel.

Primero la azotaron; después la hicieron morder por fieras; acto seguido la sentaron en una silla de hierro candente; y a la postre la encerraron en una red e hicieron que un toro bravo la corneara.

Como en medio de tales tormentos Blandina seguía firme en su fe, por fin las autoridades ordenaron que fuese degollada".

Se la ha representado junto a un toro bravo o la parrilla, símbolos de su martirio.