Aquí hubo un monasterio femenino benedictino, fundado en el siglo XI, cuya abadesa tenía como competencia institucional acoger al nuevo obispo de Florencia a su llegada a la ciudad.
Por ello se la llamaba, con florentina irreverenzi, la esposa del obispo.
Entre las personalidades aquí sepultadas estuvieron los artistas Luca della Robbia, Piero di Cosimo y Mariotto Albertinelli.
A aquel periodo pertenece la construcción del pórtico, único vestigio que queda de la iglesia.
Las decoraciones y los muebles se dispersaron en varias instituciones florentinas, como el Spedale degli Innocenti o la iglesia de San Miguel Visdomini.