El fresco, citado por las fuentes antiguas, se pintó en 1451, cuando fueron edificadas las cinco capillas de la Annunziata.
La estudiosa Horster la relaciona con un código ya en la Annunziata, datado en 1373-1390, donde se encuentra la misma frase sobre el arrepentimiento de Juliano.
El fondo montañoso se relaciona con los Apeninos cerca del Monte Falterona, de donde era originario Andrea.
La obra se caracteriza por un fuerte claroscuro, típico de Andrea del Castagno, que realza las figuras y mantos.
Los rostros se caracterizan por expresiones intensas y expresivamente dramáticas, mientras detalles como las manos revelan la perfecta maestría en la anatomía de Andrea.