Considerado uno de los artistas plásticos más importantes a nivel nacional, sus obras se distinguen por una clara carga simbólica y lúdica.
[4] Fue en Estados Unidos que conoció a Susana Mansilla, quien se convirtió en su esposa y agente.
Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales, tanto a nivel nacional como internacional, destacando por una propuesta artística espontánea y casi irreverente.
[8] Esta generación –a la que también adscriben Carlos Maturana (Bororo), Enrique Zamudio, Matías Pinto D´Aguiar y otros– destacó por instaurar en su obra nuevos lenguajes artísticos, plasmándose como un fenómeno en la escena nacional durante la década de 1980 (posdictadura).
[9] Por su parte, Samy resalta un tratamiento en sus obras donde se aprecia una clara carga simbólica; esto remite a la intención de recuperar el lenguaje y oficio propio de la pintura perdido con la tendencia conceptual, movimiento que había penetrado en Chile.