Esta circunstancia, unida a la educación cristiana que recibía en su familia, preparó el terreno para su futura vocación.
El ambiente en que se movía, sobre todo en París, no era del agrado de Nicolás.
[1] El mismo año de su profesión perpetua fue nombrado ayudante del Hno.
Lothaire, director del noviciado de Maréville, y al año siguiente fue destinado él mimo a asumir la dirección.
Permaneció en dicho cargo solamente tres años, porque en 1780 fue enviado a enseñar matemáticas al escolasticado abierto de Malun.
En septiembre fue ajusticiado en el jardín, teatro de una de las más terribles matanzas que tuvieron jugar durante aquellos años turbulentos: 166 entre sacerdotes y religiosos, encarcelados por haberse negado a jurar la Constitución Civil del clero, fueron masacrados allí sin ningún juicio y sus cuerpos echados a un pozo o sepultados en fosas comunes escavadas en el jardín.
A la edad de cinco años, la niña resultó mordida en el pie izquierdo por una serpiente.
Mientras tanto en la iglesia de Sabaneta, las hermanas, los niños y personas del lugar, se pusieron a rezar delante de la estatua del Beato Hermano Salomón, muy conocido y venerado en la localidad.
Inesperadamente la evolución cambió hacia mejor, los valores médicos retornaron a la normalidad y no fue necesaria la amputación, hasta tal punto que la niña el día 11 de septiembre fue dada de alta del hospital completamente sana.