Salomé (ópera)

Salomé es una ópera en un acto con música de Richard Strauss y libreto en alemán del propio compositor.

Wilde se había inspirado a su vez en el pasaje bíblico del martirio de san Juan Bautista.

Strauss vio la obra en la versión de Lachmann e inmediatamente se puso a trabajar en la ópera.

[4]​ Strauss compuso la ópera en alemán, y esta es la versión que se ha conocido mundialmente.

Sin embargo, en 1930, Strauss hizo una versión alternativa en francés, que es menos conocida hoy en día, aunque fue repuesta en Lyon en 1990,[5]​ interpretaciones que fueron grabadas por Kent Nagano con Karen Huffstodt en el rol titular y José van Dam como Jochanaan.

[6]​ La combinación del tema bíblico cristiano, lo erótico y lo criminal, que tanto atrajeron a Wilde en la historia, horrorizó al público operístico desde la primera aparición.

[5]​ A pesar de la popularidad que disfruta en la actualidad, la ópera no fue bien recibida en su época.

[7]​ Gustav Mahler no pudo obtener el consentimiento del censor de Viena para representarla allí, pero al final se estrenó en 1918.

Pide ver al extraño prisionero que alojado en la cisterna proclama la llegada del Mesías.

Herodes entonces le pide que baile para él, Tanz für mich, Salome, aunque su madre pone objeciones.

Salomé le hace jurar que cumplirá su palabra, ella se prepara para la Danza de los siete velos.

Herodes intenta desesperadamente satisfacerla con otras cosas ofreciéndole joyas, pavos reales, y el velo sagrado del Templo.

Algunas se asocian claramente con personas como Salomé o Jakanaán (Juan el Bautista).

Por ejemplo, una pandereta suena cada vez que hay una referencia a la danza de Salomé.

[8]​ La música es a ratos politonal, como durante las quejas de los sacerdotes judíos, y a ratos atonal, como durante el extenso e intenso monólogo final de Salomé.

Más tarde Herodes le pide que baile para él, de nuevo tres veces.

A pesar de todo, Maria Cebotari, Ljuba Welitsch, Birgit Nilsson, Leonie Rysanek, Éva Marton, Radmila Bakočević, Montserrat Caballé, Anja Silja, Phyllis Curtin, Karan Armstrong, Nancy Shade, Dame Gwyneth Jones, Catherine Malfitano, Hildegard Behrens, Maria Ewing y Karita Mattila se encuentran entre las más memorables intérpretes del papel en el último medio siglo.

Fue una destacada Salomé la exuberante soprano búlgara Ljuba Welitsch (1913-1996), cuyo timbre se acercaba al pedido de Strauss.

Welitsch cantó Salomé en Viena dirigida por el mismo Strauss en 1944 convirtiéndose en sensación internacional.

La combinación de timbre y poderío vocal utilizado por Welitsch marca la norma que cautelosamente siguieron sus sucesoras Astrid Varnay, Birgit Nilsson, Anja Silja, Leonie Rysanek, Inge Borkh, Cheryl Studer, Teresa Stratas, Catherine Malfitano y otras.

Otras han optado por combinar los dos e interpretar la danza ellas mismas, que es lo más próximo a las intenciones de Strauss.

Por lo que se refiere al registro vocal del rol titular, es un caso extraordinario: la nota más alta es el si alto, no es raro que lo cante una soprano o mezzosoprano, mientras que la nota más baja es el sol bemol bajo, en una tesitura de contralto y oficialmente por debajo del rango estándar para una mezzosoprano.

Considerando esta tesitura, que es parecida a muchos papeles de mezzo (como Carmen y Amneris), uno podría asumir que una soprano alta no es esencial para la pieza, pero sí lo es; la mayor parte de las sopranos relativamente graves que han intentado el papel se encuentran forzando sus voces a lo largo de toda la ópera, y al alcanzar la escena final (la más importante de la ópera para el rol titular) están muy fatigadas.

Este papel es el ejemplo clásico de la diferencia entre tesitura y rango absoluto: mientras hay mezzos que pueden interpretar una nota alta (como "Carmen"), o incluso temporalmente sostener una tesitura alta, es imposible para una cantante pasar tanto tiempo (con la necesaria fuerza y control de la respiración) en la segunda octava por encima del do medio a menos que sea una soprano aguda.

Sello postal alemán conmemorativo de Strauss y Salomé .
Olive Fremstad sosteniendo la cabeza de Juan el Bautista en la producción de 1907 de la Metropolitan Opera .
El leitmotif asociado con la propia Salomé.
El leitmotif asociado a Jokanaén o profecía.
El famoso acorde disonante cerca del final de la ópera, marcado sfz en esta partitura para piano .