Confirmación

La Iglesia anglicana no señala una edad específica, pero el rito es administrado de un modo general entre los 11 y los 15 años.Por su parte, Martín Lutero manifestó no haber encontrado bases bíblicas suficientes que probaran la institución de la confirmación como sacramento.[2]​ En la Iglesia católica, la confirmación se efectúa mediante la imposición de manos sobre todos los confirmandos, y la unción con óleos sagrados (crismación).[3]​ En latín se denominó consignatio al signo de la cruz realizado por el obispo sobre la frente del confirmando.Después se impone a cada candidato las manos y luego, teniendo cerca a su padrino, se le unge con óleo consagrado -llamado Crisma- en la frente mientras el ministro (habitualmente, el obispo o uno de sus vicarios) le dice la frase ritual: «N., Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo», a lo que se responde: «Amén».En las Iglesias orientales, tanto católicas como ortodoxas, suele administrarse la confirmación inmediatamente después del bautismo, que viene a completar.Desde el siglo III tanto la imposición de manos como la unción son parte del rito.Aunque Pablo VI fijó ambos ritos, se indica que solamente la unción es necesaria para la validez del sacramento.Durante esa preparación se suelen tratar temas diversos en especial la fe católica en el Espíritu Santo y sus siete dones, pero también otros contenidos como la Iglesia, María, los sacramentos (entre ellos, la Eucaristía, el perdón o reconciliación, etc.), la Biblia con particular énfasis en los evangelios, la oración, la resurrección, etc.Si bien no es lícito recibirlo en pecado, el sacramento es válido, aunque sus efectos sacramentales (los dones del Espíritu Santo) no se disfrutan hasta que se confiere la absolución de los pecados en el sacramento de la reconciliación.En este sacramento, al confirmando, tras recibir una catequesis previa si tiene edad suficiente, se le pide que acepte de forma libre y consciente las promesas realizadas en el bautismo, normalmente por sus padres y durante su primera infancia.Los siete dones del Espíritu Santo, que se logran gracias a la confirmación, son: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.La teología católica considera errónea la concepción según la cual la confirmación es la ocasión para que el cristiano acepte voluntariamente formar parte de la Iglesia, una vez alcanzada la madurez personal y tras un bautismo normalmente producido en los primeros días de vida.No tendrían, como se ha explicado antes sentido la recepción de estos sacramentos sin el primero.El Catecismo continúa así su explicación: «Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal» (Id., n. 1303).
Imagen del siglo XVII que muestra un obispo administrando el sacramento de la confirmación.
Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires, administra el sacramento de la confirmación bajo el rito católico. Se observa al padrino que en el acto de la confirmación se ubica detrás del confirmando y coloca la mano derecha sobre su hombro para significar que será su apoyo en la fe.