Los factores desencadenantes son principalmente la combinación de la inmovilización y la deshidratación.
Los síntomas pueden manifestarse con posterioridad al vuelo en forma de hinchazón, dolor, o bien hormigueo en las extremidades.
Para reducir el riesgo, se recomienda levantarse y mover las piernas con la mayor frecuencia posible.
Si esto no es posible, también se puede hacer ejercicios sencillos sentado: por ejemplo, estirar los pies y hacer movimientos circulares o balancear ambas piernas.
Otras formas de reducir el riesgo son evitar fumar (tanto como sea posible antes y después del vuelo) y evitar la ropa demasiado ajustada.