[8] El Antiguo Credo Romano había evolucionado a partir de textos más sencillos basados en Mateo 28:19,[8] parte de la Gran Comisión, y se ha argumentado que este texto anterior ya estaba en forma escrita a finales del siglo II (c.Sin embargo ya en el siglo XV Lorenzo Valla demostró que esta tradición era históricamente insostenible.[19] Bettenson y Maunder afirman que es primero del Dicta Abbatis Pirminii de singulis libris canonicis scarapsus (idem quod excarpsus, extracto), c.[22][23] Un credo prácticamente idéntico al actual aparece escrito por Fausto de Riez.Con todo, el Antiguo credo romano se mantuvo como el texto litúrgico estándar de la Iglesia romana entre los siglos IV y VII, y no fue sustituido por la versión «gala» del Credo de los Apóstoles sino hasta finales del siglo VIII, bajo Carlomagno, que lo impuso en todos sus dominios.[24][25] La frase descendit ad inferos («descendió a los infiernos») no se encuentra en el Credo Niceno.Se hace eco de Efesios 4:9,[26] «κατέβη εἰς τὰ κατώτερα μέρη τῆς γῆς» («descendió a las regiones terrestres inferiores»).[29][2]:194En el siglo XX, creció su importancia, como consecuencia tanto del Movimiento ecuménico como de la reforma litúrgica.Et in Iesum Christum, Filium eius unicum, Dominum nostrum: qui conceptus est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus, et sepultus, descendit ad inferos: tertia die resurrexit a mortuis; ascendit ad caelos; sedet ad dexteram Dei Patris omnipotentis: inde venturus est iudicare vivos et mortuos.Credo in Spiritum Sanctum, sanctam Ecclesiam catholicam, Sanctorum communionem, remissionem peccatorum, carnis resurrectionem, vitam aeternam.Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.Las comunidades cristianas occidentales utilizan el Credo de los Apóstoles en su forma directa o en formas interrogativas en varios de sus ritos litúrgicos, en particular los del bautismo y la eucaristía.El Credo de los Apóstoles, cuya forma actual es similar al credo bautismal utilizado en Roma en los siglos III y IV, se desarrolló en realidad a partir de preguntas dirigidas a quienes solicitaban el bautismo.Además, «cuando haya fuertes razones pastorales», permite el uso de una fórmula alternativa en la que las preguntas, si bien hablan de «Dios Hijo» y «Dios Espíritu Santo», son más elaboradas pero no se basan en el Credo de los Apóstoles, y la respuesta en cada caso es: «Creo y confío en él».preguntando a los padrinos o, en el caso «de quienes sean de edades más maduras», al candidato mismo: «¿Crees en Dios Padre...» La respuesta es: «Todo esto lo creo firmemente».Creo en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la Virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a la muerte.
Detalle del Credo de los Apóstoles - Iglesia de Nuestra Señora -Memmingen
Esta iluminación de un manuscrito del siglo
XIII
muestra a los apóstoles escribiendo el Credo, recibiendo la inspiración del Espíritu Santo.