La tercera fuente era un zumbido aún más débil que resultó ser ruido galáctico procedente del centro de la Vía Láctea.
A escala mundial, se producen 3,5 millones de rayos diarios, lo que supone unos 40 por segundo.
[1] La suma de todos estos rayos da lugar a ruido atmosférico.
Aunque los rayos tienen una emisión de amplio espectro, su potencia acústica aumenta a medida que disminuye la frecuencia.
Los resultados de este estudio se han documentado en el Informe 322 del CCIR.