Rubén Sarabia Sánchez

[2]​ Esta labor lo llevó a confrontarse con los intereses del gobernador Mariano Piña Olaya.Al ser enviado a Puebla, Sarabia fue objeto de torturas físicas y psicológicas, mientras se le mantenía con los ojos vendados.[3]​ Posteriormente, Sarabia fue trasladado al Reclusorio Metropolitano del Estado de Jalisco (conocido como Puente Grande, por la población donde está situado), en el que cual pasó cuatro años encerrado.Sarabia también debía radicar en Ciudad de México, y no podía ausentarse sin autorización previa, limitando su movilidad hacia Puebla.[11]​ En noviembre de 2017, un juez absolvió a Sarabia Sánchez del proceso penal, con lo que el activista quedó en libertad.El premio fue recogido por su esposa, Rita Amador, debido a que Simitrio se encontraba en prisión domiciliaria.