Los rostros de bebé, caras de niño o baby face son uno de los elementos característicos del arte olmeca.
Son pequeñas esculturas de cerámica, generalmente de 25 a 35 cm, brillantes, de color blanco o con engobe de color crema, con cara de niño y la cabeza grande, deforme, con una forma denominada peripoidal por su parecido (lejano) con una pera.
También tienen los ojos almendrados, muy estrechos, las extremidades cortas y gruesas, y todas son diferentes.
Los personajes están desnudos y recuerdan a bebés sentados o gateando.
Una conocida escultura olmeca llamada Señor de Las Limas ha sido erróneamente llamada baby face o cara de niño, aunque se trata de un hombre sentado con un niño jaguar en los brazos.