Participó en las expediciones a Orán y al cabo de Rosas.
Se hicieron a la mar con una flota compuesta de cinco navíos, una fragata y un bergantín, juntándose con la escuadra francesa del almirante Villaret.
Tomó parte asimismo en las operaciones realizadas en Puerto Príncipe y Guárico, pasando por La Habana y regresando a la península, donde por primera vez en su carrera se le ordenó el desembarque a mediados de 1802.
Por su comportamiento demostrado en el referido combate, se le ascendió a capitán de navío.
Los buques estaban en muy mal estado y pronto comenzaron a producirse graves averías.
Llegó primero al Perú el Primorosa Mariana, y una semana después la fragata Prueba lanzaba el ancla en el puerto de Guayaquil.
En un principio y queriendo pensar bien, se suponía que Porlier habría puesto rumbo a Río de Janeiro, por lo que desde allí se estuvo mucho tiempo esperando noticias.
En la actualidad, hay placas conmemorativas en honor a este hazaña en: Playa Media Luna, Cabo Shirreff, isla Livingston, Islas Shetland del sur.