Se le atribuye ser el primer europeo en fumar tabaco.
En octubre de 1492 la tripulación se encontró por primera vez con el tabaco en San Salvador o Guanajaní en las Bahamas.
Los nativos se les presentaron con «hojas secas que desprendían una peculiar fragancia».
Uno encendía un lado y bebía el humo que echaba el otro.
Se cuenta que a su vuelta a España en 1493, Jerez adoptó este hábito y lo introdujo en Ayamonte, pero que fue encarcelado ya que «sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca»,[1] y que para cuando fue liberado siete años después, sobre el año 1500, la costumbre de fumar se había extendido hasta hoy en día.