[2] Dedicado a la milicia, Felipe II decidió nombrarlo capitán general de las costas de Andalucía.
[2] En 1580 ordenó a su capitán, el alcaide Juan de Luzón, que se encargase del reclutamiento y alistamiento de las tropas necesarias para participar en la anexión de Portugal.
[3] Años después, en 1587, intervino con 100 lanzas y 500 hombres en la defensa de Cádiz, ciudad que estaba siendo amenazada por los piratas ingleses comandados por Francis Drake.
[4] En marzo de 1597, el monarca le concedió al duque una facultad real para que hipotecase bienes de su mayorazgo por un valor de 9000 ducados de principal, a fin de que así pudiese «poner a punto los sesenta jinetes con que os mando servir».
[4] En el testamento que redactó, ordenaba que sus restos fuesen depositados en la Iglesia de San Pedro Mártir, donde estaban los de su padre y su abuelo.