Durante los años 1940 y 1950 fue diplomático y delegado de Panamá en diversos asuntos culturales, llegando a ser el Viceministro de Relaciones Exteriores de Panamá en 1959.
Su labor más destacada fue la de investigar, compilar[2] e integrar los datos dispersos de la historia de la literatura panameña, a la que dio coherencia y unidad.
[3] Esta labor fue importante para Panamá, pues el trabajo de selección, ordenación[4] y crítica validó la literatura del país durante los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, y creó conciencia de su firmeza y robustez.
[5] Planteó, además, la problemática que se desprende de una literatura panameña colonial.
Sobre estos temas dejó una obra, tanto en libros como en innumerables artículos en revistas y periódicos con los que colaboró hasta los años 1990.