Un día el director teatral Boris Villar se presentó en su casa para hablar con su madre y terminó ofreciendo un papel sin diálogo a Roberto, quien así daba sus primeros pasos en su carrera artística.
Finalmente le tocó en suerte uno de los dos protagonistas, Tito, un músico que decidía abandonar la isla para establecerse en España.
Sin darse cuenta el propio actor experimentaría las mismas vivencias que las experimentadas por el rol que representaba: San Martín dejó La Habana -separándose así momentáneamente de su mujer-, se instaló en el barrio de Lavapiés en Madrid, y se introdujo en el mercado español.
Para ello San Martín tuvo que tomar clases de dicción con Alicia Hermida.
Completó el año rodando el cortometraje El regalo, sumándose al reparto de la película Soy un pelele donde interpretó a un homosexual que al recuperar la conciencia tras un coma no es consciente de su identidad sexual, y fichar junto con la mayoría del reparto de Aquí no hay quien viva, serie en la que estuvo, 8 meses, en la serie La que se avecina, donde permaneció, otros 9 meses.