El estudio filosófico, histórico y literario lo destacan en su intensa vida cultural.
En 1941 viajó a Buenos Aires para seguir cursos de filosofía con Francisco Romero.
Años después, viajó a Francia como Delegado Permanente de Bolivia en la UNESCO (1950-1952).
A su retorno del exilio, vuelve a la cátedra en la UMSA y es nombrado Ministro de Cultura, Información y Turismo, en el gobierno del general René Barrientos Ortuño (1967-1968).
Obtuvo también varios reconocimientos de instituciones culturales municipales y prefecturales.