[3] Además, cada año se publicó un almanaque con material extra, a lo que hay que añadir 88 números de la revista Roberto Alcázar Extra (1965-71), en formato vertical[2] y varias aventuras publicadas en la revista Jaimito y en suplementos de prensa.
[2] El crítico Pedro Porcel Torrens, especializado en el tebeo valenciano, distingue en la serie las siguientes etapas: Sus tramas, resueltas siempre mediante la violencia, remiten a folletines y novelas de Emilio Carrere, Anthony Hope o Edgar Wallace.
Pedro Quesada escribe relatos extensos, que presentan villanos de cierta entidad y una violencia extrema.
Se vuelve a los cuadernos autoconclusivos y aumentan los cambios de escenario, en los que el cine sustituye al folletín como mayor influencia.
Se incorporan nuevos dibujantes como Alberto Marcet[9] y Vicente Vañó, reduciéndose el componente fantástico.
Para Antonio Lara, "está a caballo, lógicamente, del Dick Fulmine de Cossío" y el detective anglosajón.
[23] Durante la Transición Española, la serie fue objeto de feroz crítica, al identificarla con el régimen anterior.
[7] Pedro Porcel también señala que, a la postre, la incorrección política y la cercanía al pop de la serie hacen muy grata su lectura.
[28] La serie fue parodiada en los años 90 por Miguel Ángel Gallardo e Ignacio Vidal-Folch en Roberto España y Manolín.