Tras consultar con diversas autoridades, Garrett encargó a un herrero la fabricación de un disco.
En cada uno de los tiros, giraban y se levantaban imitando la postura clásica del Discóbolo de Mirón, algo que hacía sus ejercicios más hermosos que duros.
No lo hizo así Robert Garrett, el cual agarró el disco con su mano derecha y giró sobre sí mismo al estilo del lanzamiento de martillo lanzando el disco con gran fuerza.
Sin embargo en su último lanzamiento el disco alcanzó los 29,15 metros, 20 centímetros más que el atleta griego mejor clasificado, Panagiotis Paraskevopoulos.
Su afición más notable era la colección de manuscritos medievales y renacentistas.