[1] En sistemas más complejos como las vías de las ciudades, este concepto se extiende, dando lugar a las denominadas "calles de sentido único", en las que el tránsito debe fluir en un solo sentido.
En 1988, un grupo de arqueólogos descubrió un camino que había pertenecido a los romanos.
[2] En los primeros vehículos de motor, el asiento del conductor se situaba en el centro.
Más tarde, algunos fabricantes de coches decidieron moverlo a un lugar más cercano al centro de la carretera para ayudar a los conductores a tener cuidado con el tránsito en sentido contrario, mientras que otros lo desplazaron al otro lado para que los conductores no dañaran el vehículo en muros, setos, alcantarillas y otros obstáculos.
[3] Suecia tenía problemas comerciales al circular por la izquierda, por lo que en 1955 se sometió a referéndum el cambiar.
Atendiendo a los kilómetros de vías, el 28 % conduce por la izquierda; 72 % por el lado opuesto.
Artículo 9(1) establece que: En el pasado, varios países han tenido diferentes reglas en diferentes partes del país (por ej., en Canadá hasta la década de 1920, España, Brasil y otros).
Además, aquellos que circulaban a pie y a cargo de vehículos tirados por caballos sostendrían las cabezas de los animales con la mano derecha, caminando así por la mano izquierda del camino.
Es un hecho que Napoleón solo hizo norma en los territorios que gobernó la costumbre adoptada tras la revolución francesa de cambiar el sentido de la circulación imponiendo como medida simbólica lo que hasta entonces era propio de las clases inferiores: moverse al lado derecho para evitar ser arrollados al venir por la izquierda los carruajes y señores a caballo.
Por ejemplo, antiguas colonias británicas en África, tales como Gambia, Sierra Leona, Nigeria y Ghana, todas han cambiado de la izquierda al tránsito por la mano derecha, dado que todas comparten fronteras con antiguas colonias francesas, que circulan por la derecha.
[4] Sin embargo, Taiwán, antiguamente bajo gobierno japonés, cambió a conducir por la derecha en 1946 después que el gobierno de la República de China asumiera la administración del territorio; lo mismo pasó en Corea (tanto en el Norte como en el Sur), una antigua colonia japonesa bajo ocupación estadounidense y soviética.