Le influyeron sucesivamente Piero di Cosimo y el joven Fra Bartolomeo, después, Leonardo da Vinci, aunque superficialmente y, sobre todo, Rafael, que fue amigo suyo.
Ghirlandaio la integra con solvencia, aunque hacia 1520 se empieza a observar un anquilosamiento en su arte, formalmente lograda pero hueca de sentimiento y creatividad.
A duras penas logrará mantener el eficaz realismo descriptivo heredado de sus mayores, y muy levemente y a desgana, adoptará alguna novedad de corte manierista.
Tal vez por su longevidad, con el tiempo Ridolfo representó el estilo más inmovilista dentro de la pintura florentina, reacio a los cambios que operaron los nuevos artistas de tendencia Manierista.
Siguió aferrado a los patrones del arte renacentista, tan bien representados por su padre Domenico.