En 1948, durante su exilio en México, nació su hija menor, a la que bautizaron como Adela María de la Fuensanta Guadalupe.
En ese momento mucha gente debe huir aún sin haber cometido los llamados “delitos de sangre”.
Serna Alba, al haber destacado políticamente en contra del gobierno fascista, partió desde el 28 de marzo con unos amigos en un automóvil camino a Francia.
El capitán Archibald Dickson, viendo la gente que huía de las tropas que estaban llegando a Alicante, decide vaciar la carga y sube a 3000 personas en el carguero donde originalmente cabrían solamente 120 personas.
Primero bajan a los enfermos, que no son registrados oficialmente en el listado y al resto los dejan en cuarentena sobre la nave.
Posteriormente, gracias a la ayuda del señor Antonio Mas Serna; Serna logra conseguir un estado libertad condicional y es recibido, primero en la casa de la familia que lo acoge por un tiempo y posteriormente, él se muda a distintas pensiones hasta la llegada de su esposa e hijo.
Sus memorias del exilio en Orán fueron recuperadas por su hijo y su nieto Enrique Serna.