Honró así la pedagogía argentina, incorporándose a la galería de sus cultivadores más distinguidos".
Por su parte Celia Agudo de Córsico destaca que "Envuelto en las formas dulces y cariñosas, en las que se asomaban confidencialmente el humor y la suave ironía, aparecía siempre su espíritu elevado, ajeno a toda vulgaridad.
Su amor a la filosofía en la que busco siempre las más hondas razones que pudieran dar sentido, legitimar y enriquecer la Pedagogía, se hizo en él no sólo en el sentido de saber, sino más plenamente en el sabiduría.
Este discurso pretende constituirse como una alternativa superadora de conflictos y controversias preexistentes en el campo, como posiciones antitéticas (espiritualismo y positivismo).
Su finalidad sería la elaboración de aportes para esclarecer problemáticas educativas relevantes.