En 1536, Nickel Schirlenz reimprimió el Nuevo Testamento, esta vez con un prólogo de Martín Lutero (Praefatio D. Marti.
in Novum Testamentum) y un prefacio a Romanos (Praefatio en Epistolam Pauli.
La edición exacta de la Vulgata en la que se basa la revisión aún no ha sido determinada por la ciencia.
Sólo el Nuevo Testamento se reimprimió unas cuantas veces más (1529 en Hagenau, 1536 en Wittenberg, 1537 en Basilea, 1554 y 1570 en Frankfurt am Main).
Hoy se supone que Lutero fue el autor o al menos jugó un papel importante en su creación.