Retrato de la mujer y los hijos del pintor

En este impulso regenerador tuvo una importancia capital el contacto con la estética nazarena del grupo de pintores alemanes establecidos en Roma a principios del XIX y que Lorenzale conoció gracias al viaje que, por iniciativa propia, hizo a esta ciudad en la década de 1830.

Estimulado por un lenguaje fundamentado en la recuperación de los modelos italianos anteriores a Rafael, Lorenzale reformuló y adaptó esta cultura figurativa a un contenido temático basado en episodios de la historia de Cataluña, que hizo eclosión a partir del 1840.

Sin embargo, fue el cultivo del retrato, como el de su mujer e hijos que comentamos, lo que más contribuyó a consolidar el prestigio del pintor.

Este óleo ejemplifica tanto la asimilación de la nueva sensibilidad romántica como una influencia de los valores sociales y culturales burgueses.

Museu Nacional d'Art de Catalunya.