Este período marca la caída del shogunato Kamakura, cuando el Emperador Go-Daigo intentó restablecer el control Imperial en el país, sin embargo falló cuando Ashikaga Takauji, un general que apoyaba al Emperador se proclama a sí mismo shōgun e instaura el shogunato Ashikaga, acabando por completo la Restauración.
[1] En 1333 el emperador Go-Daigo (que ya había intentado un golpe de Estado años atrás) volvió a sublevarse para hacerse con el control del país y del estado, según sus propias ideas de lo que debía ser el gobierno llevado por los mismos emperadores.
[2] Pero este hecho no supuso ni mucho menos que se estabilizara la situación: mientras Meiji intentaba vanamente restaurar el gobierno imperial, estos dos generales lucharon entre sí por la supremacía militar, y de la lucha salió finalmente victorioso Takauji.
[2] Para entonces este ya había roto con el emperador, quién huyó de Kioto en 1336 y estableció su corte en Yoshino, ciudad situada en las montañas del sur que rodean la capital; Ashikaga resolvió situar a en el trono a un rival de la rama imperial, dando lugar a la coexistencia de dos cortes imperiales enfrentadas entre sí y que reclamaban ser la rama legítima.
Finalmente, en 1338 obtuvo el título de Shogun y con ello dio comienzo el nuevo Shogunato Ashikaga, el segundo en la historia japonesa.