La ciudad resiliente es aquella ciudad que analiza, planifica, reduce riesgos y actúa para responder a todo tipo de obstáculos, ya sean repentinos, esperados o inesperados.[2] Según datos de Naciones Unidas el 50% de la población vive en ciudades, y está previsto que llegue al 70% para el año 2050, es necesario por tanto el establecimiento de nuevas herramientas y planteamientos que permitan a los gobiernos locales y a los ciudadanos incrementar su capacidad para hacer frente a nuevos impactos, para mejorar la vida de todas las personas, sus bienes y sus recursos naturales.A nivel mundial las ciudades se preparan para convertirse en resilientes y poder proteger a sus habitantes, sus bienes y el mantenimiento de la funcionalidad ante las crisis.[5] La Nueva Agenda Urbana es una guía que tiene como objetivo dirigir los esfuerzos tendentes a la coordinación del desarrollo de las ciudades en lo que se refiere a los diferentes sectores afectados, ya sean estados, líderes urbanos y regionales, donantes, programas de las Naciones Unidas, estudiosos, la sociedad civil, etc, con el fin de conseguir ciudades incluyentes, compactas y conectadas mediante la planificación y diseño urbano, el gobierno y la legislación urbana y la economía urbana, a la vez que crea un vínculo entre urbanización y desarrollo.Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Nueva Agenda Urbana establecen los principios para que las ciudades sean habitables para todas las personas por igual, pero teniendo en cuenta que las mujeres y las niñas son más vulnerables a las desigualdades, es aquí donde hace falta incidir para mejorar.