DJ residente
Generalmente, un residente suele obtener menos fama, consideraciones (y salario) que un invitado, aunque hay notables excepciones sobre esto; ejemplos de residentes exitosos son Sandrien de Trouw (Ámsterdam), o Ben Klock y Marcel Dettmann del Berghain (Berlín).[2] La residencia está considerada como la mejor vía de aprendizaje pragmático para un DJ novato:[3] se pone en práctica todo lo aprendido en casa pero esta vez con un público delante, lo que le obliga a entablar una «conversación» con el público.[4] Originalmente, cuando se formaron los primeros clubs nocturnos underground de los años 70s y 80s la contratación fija era la práctica más común de fichar DJs, por lo que todos eran residentes.Un ejemplo fue Paul Oakenfold que obtuvo un contrato temporal y se trasladó unos meses a Liverpool en 1997 para pinchar los sábados en el club Cream.Al difuminarse la línea que separa residencia de invitación, se permite una mayor flexibilidad laboral tanto para los DJs como para los clubs.