La medición se realiza ante la presencia de agentes tensoactivos, nanopartículas u otros compuestos activos superficiales en la interfase.
A diferencia de la reología en tres dimensiones, la reología interfacial no se interesa por las deformaciones de fases homogéneas y procura minimizar su efecto.
En cambio, sí se ocupa del flujo de compuestos activos superficiales.
En la reología interfacial dilatacional, el tamaño de la interfase cambia con el tiempo.
Con base en el resultado, la viscoelasticidad se calcula conforme a teorías bien establecidas[1][2]
Las variaciones del área interfacial producen cambios en las interacciones moleculares y, por consiguiente, en la tensión superficial.
En cambio, se aplica una cizalla para medir el estrés superficial existente.
[7] El método de aguja magnética, desarrollado por Brooks et al.
[8], posee el menor número de Boussinesq entre los métodos comerciales.
Cuando están presentes en un líquido, los tensoactivos tienden a adsorberse en la interfase líquido-aire o líquido-líquido.
Algunos tensoactivos naturales, como los asfaltenos y resinas, son estabilizanes en emulsiones de agua en aceite del petróleo crudo; por tanto, si se conoce su comportamiento, es posible mejorar los procesos de separación del crudo y, asimismo, optimizar la eficiencia de la recuperación mejorada del petróleo.