Fue amigo, colaborador y traductor del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, quien lo convenció de profundizar sus estudios en Francia.
Al restaurarse la democracia, volvió con su familia a Uruguay, donde dictó clases en la Facultad de Humanidades.
Su nombre siempre fue referencia ineludible en su especialidad y en diversas áreas: inmigración, integración latinoamericana, derechos humanos, indigenismo;[2] respecto de este tema, tuvo una postura esclarecedora respecto del supuesto predominio charrúa en la antigua Banda Oriental.
[1] En los años 90 centra su atención en los fenómenos de religiosidad popular en Uruguay, especialmente los cultos afro-brasileños, sobre los que publica "Los cultos de posesión en el Uruguay"; y también las iglesias pentecostales brasileñas y su penetración en el país.
En 1990 coordina la colección "Nuestras Raíces", donde varios investigadores analizan las diversas corrientes migratorias que conforman el Uruguay moderno.