La renta fija funciona exactamente igual que un préstamo bancario, pero tiene algunas particularidades: A cambio de prestar su capital, los inversionistas reciben un interés cada determinado tiempo.
Los activos de renta fija, también llamados "bonos" son instrumentos de deuda emitidos por entidades como Gobiernos Nacionales, Provinciales, Municipales o Empresas privadas que éstas venden a otras entidades o particulares.
Los bonos otorgan al propietario el derecho a cobrar los intereses y el capital en el futuro, así como cualquier otro derecho establecido en el Prospecto de Emisión.
[1] El término fija, se refiere al plazo de vencimiento de las obligaciones y no al precio, que está sujeto a las oscilaciones del mercado aunque no tan pronunciadas como sucede con las acciones.
Aunque el riesgo de oscilación del precio existe, el inversor puede optar por mantener la deuda hasta su vencimiento, recibiendo la rentabilidad acordada en la emisión.