Los remonstrantes sostenían que el Estado debería regir a la Iglesia, aunque solo en los asuntos externos; con este principio, en cierta medida cercano a las teorías erastianistas, se pretendía proteger la libertad de la Iglesia frente al gobierno teocrático de sus ministros.
Sin embargo, como el Estado solo regía los asuntos externos y temporales de la Iglesia, no tenía derecho a entrometerse en lo espiritual ni a violentar las conciencias, con lo que la libertad de los cristianos quedaba preservada.
La asociación voluntaria era un derecho y posibilitaba que existieran otras Iglesias diferentes de la estatal.
Sin embargo, en respecto al modo de operación de esta gracia, esta no es irresistible, puesto que ha sido escrito concerniente a muchos, que estos han resistido al Espíritu Santo.
Como la última conferencia fue favorable a los arminianos, los gomaristas la hicieron anular por el príncipe Mauricio de Nassau y los Estados Generales.
El régimen de Holanda fue derrocado y se ejecutó al gran pensionario.