En la Argentina aún existen algunas escuelas de relojería que otorgan títulos oficiales y privados, aun así la habilidad de un relojero es fruto del empeño personal, tenacidad y estudio autodidacta, empírica o transmitida de persona a persona.
Es por esto que se les considera técnicos, por tener una carrera en esta rama específica, conocen a la perfección el funcionamiento y composición de los mecanismos que conforman al reloj.
Es por esto que el oficio del relojero normalmente va de la mano con el de joyero, aunque estos no son lo mismo, pero sí puede existir una persona que se dedique a ambos oficios.
Las herramientas utilizadas son, lentes de aumento (lupas), pinzas, desarmadores o destornilladores, troqueladoras, con las que consiguen desarmar un reloj en promedio en 30 minutos y una hora para armarlo nuevamente dependiendo de la complejidad del mismo.
El relojero basa su trabajo en lo que cobra por reparar cierto reloj, pero normalmente el relojero va de la mano con el ser joyero, es por esto que el relojero también suele tener en sus manos relojes para vender y diferentes joyas que influyen directamente en su ingreso semanal.