Cada civilización tenía sus propios dioses, sus costumbres y su mitología.
La cosmogonía azteca, por ejemplo, planteaba la teoría de los cuatro soles.
Los mayas, por otra parte, relataban en el Popol Vuh la historia de Hunahpú e Ixbalanqué, héroes que dieron origen al Sol y a la Luna.
Los más importantes fueron: La religión maya tenía ciertos rasgos de politeísmo, pues el dios supremo era conocido como Hunab Ku y su hijo, Itzaná, reunía casi todas las propiedades de otros dioses.
Otras deidades muy veneradas fueron Chaac, el dios de la lluvia, y Kukulcán, relacionado con Venus.