Sean formas asociadas a procesos constructivos, sean características de la interferencia litológica frente a las acciones del modelado, todas pueden clasificarse en base al grado de desgaste a que fueron sometidas por los procesos exógenos; así se distinguen: Aun cuando otras litologías controlen algunos procesos y sus productos, caso de materiales arcillosos en medios semiáridos generando badlands y en húmedos fenómenos gravitacionales, los paisajes litológicos básicos son volcánicos, graníticos y cársticos.
Relieves graníticos y cársticos también están analizados desde diversas perspectivas: bien en el contexto de una Geomorfología Estructural, como un proceso exógeno más al mismo nivel que fluviales, glaciares, etc.
Esa dinámica localiza su actividad en alineaciones preferentes, arcos isla, islas oceánicas, márgenes activos y rifts continentales, a la vez que deja signos en zonas estables que, al ir perdiendo la fisonomía volcánica original, quedan como meros “residuos”; así ocurre en las principales mesetas basálticas del mundo, como las de Liberia, Paraná, Deccan, etc.
En su fase inicial, que mayoritariamente contribuye a definir el relieve, predominan formas originales; posteriormente irán generándose otras derivadas de la acción modeladora.
El caso extremo sería un relieve desgastado, solo posible tras dilatados períodos sin actividad volcánica o con acción modeladora muy energética.
En cuanto a las morfologías, la ventana de emisión puede estar confinada en una depresión longitudinal tipo fisura, una irregular ensanchada o la ya conocida troncocónica.