Relaciones Ecuador-Estados Unidos

El Ecuador y los Estados Unidos mantuvieron lazos estrechos basados en intereses mutuos: el mantenimiento de instituciones democráticas; combatir el cannabis[1]​y cocaína; construcción de comercio, inversión y vínculos financieros; cooperar en fomentar el desarrollo económico del Ecuador; y participar en organizaciones interamericanas.

Los lazos se fortalecen aún más con la presencia de unos 150.000-200.000 ecuatorianos residentes en los Estados Unidos y de 24.000 ciudadanos estadounidenses que visitan Ecuador cada año, y aproximadamente 15.000 ciudadanos estadounidenses que residen en Ecuador.

[5]​ Ecuador ofreció asilo político a Julian Assange en noviembre de 2012 y permitió su ingreso en esta embajada.

Ecuador comparte la preocupación estadounidense por el aumento del narcotráfico y el terrorismo internacional y ha condenado enérgicamente las acciones terroristas, ya sea dirigidas contra funcionarios gubernamentales o ciudadanos privados.

En reciprocidad, el embajador ecuatoriano Luis Gallegos fue expulsado de los Estados Unidos.

[7]​ En 2013, cuando Ecuador se retiró unilateralmente de un pacto comercial preferencial con los Estados Unidos, alegando que Estados Unidos lo usó como chantaje con respecto a la solicitud de asilo de Edward Snowden, las relaciones entre Ecuador y Estados Unidos llegaron a un acuerdo general.

Durante la reunión oficial, realizada en Guayaquil, se retomaron, además, temas como la crisis venezolana, un posible acuerdo comercial -que actualmente se está desarrollando-, defensa, educación, la lucha contra la corrupción y el crimen organizado y ciberseguridad.

Según el marco referencial, la DFC tendrá como objetivo proporcionar financiamiento para futuros proyectos que respaldarán el desarrollo y crecimiento económico del Ecuador.

Los préstamos en este marco referencial estarán directamente relacionados con promover el crecimiento económico sostenible.

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump en la Casa Blanca, en febrero de 2020.