Todos en la ciudad de Nueva York "tienen tanta prisa que se bañan los sábados los viernes para poder lavar los lunes los domingos".
Él y Jane van a Coney Island, donde se divierten mucho a pesar de varios contratiempos, como Speedy arruinando su chaqueta al recostarse contra la pintura húmeda.
En el camino a casa junto con un perro callejero que decidió seguirlos, Speedy le propone matrimonio a Jane, pero ella no se casará con él hasta que se resuelvan los asuntos de su abuelo.
Speedy es contratado como taxista, pero durante algún tiempo una serie de percances le impide tomar un pasajero y se opone a un policía.
Wilton se enteró de que si Pop no opera el coche de caballos cada 24 horas, perderá su derecho a la línea y ordena que se envíen matones para interrumpir la operación.
Nuevamente ayudado por su perro, Speedy descubre dónde se ha llevado el automóvil y logra robarlo.
Durante la secuencia de Coney Island, en un momento Speedy hace gesto con el dedo (conocido en España como hacer una peineta) mientras se mira en un espejo distorsionado.