No hay pruebas concluyentes de que los mapuches lo considerasen su soberano o incluso un gobernante.
[5] Quilapán permitió el ingreso de Tounens a sus tierras, cuyo paso estaba prohibido para los huincas (extranjeros).
Las autoridades tradicionales mapuches continuaron en sus funciones, no se alteraron las costumbres y el estado nunca llegó a establecerse.
Tampoco fue aceptado por Namuncurá, sucesor de Calfucurá, quien se consideraba «argentino» y el propio Tounens no menciona a otros importantes loncos mapuches o tehuelches como Sayhueque, cuyos territorios, empero, reivindica.
[14] En Europa, Tounens promocionó su aventura, siendo apoyado por algunos empresarios para financiar un segundo viaje, realizado a fines de 1869.
El historiador chileno Bengoa supone que en esta ocasión llegó con un navío cargado con armas y algunos pertrechos militares.
[15] Tras intentar tres nuevos ingresos en 1870, 1874 y 1876, Tounens, en un último intento, solicitó al gobierno argentino una parcela para establecerse como colono en el Valle del Río Negro, petición que le fue negada.
En consecuencia viajó a Olavarría para entrevistarse con algunos indígenas locales pero comprobó que estos estaban ya en tratativas con el estado argentino.
Enfermo, fue internado en el hospital Francés de Buenos Aires y en 1877 volvió a Francia.
Tounens las consideraba Terra nullius ya que, como asegura en su proclamación, «... no depende de ningún otro estado; ... se halla dividida por tribus...» No obstante, ambos estados, Argentina y Chile, reivindicaban dichos espacios como propios en virtud del principio de uti possidetis ya que habían sido nominalmente parte del imperio español.
Excepto con Calfucurá, quien lo recibió por la amistad que lo unía a Quilapán, Tounens no tuvo contacto con grupos indígenas de esta región, mucho menos con los tehuelches, moradores de la Patagonia que el francés también reclamaba.
[20] No existe ningún documento histórico, a excepción de unas pocas líneas del propio Tounens, que corrobore este aserto.
Ambas reformas tienen relación con disposiciones que regulan el orden hereditario de la sucesión real y fueron hechas por europeos, sin participación del pueblo mapuche.
Su principal preocupación fue crear órdenes de nobleza, que vendió al mejor postor.
También polemizó con los salesianos, empeñados en consolidar sus misiones patagónicas; en ese contexto Monseñor Infante, prelado chileno, declaró que el reino solamente existía en la mente de ciertas personas.
Arnaud Chaffanjon y Bertrand Galimard Flavigny aseguran que Laviarde cedió su corona a Cros, al perder una partida de cartas en el cabaret Le Chat noir.
Al año siguiente, en una publicación francesa, Oliva escribió un capítulo, titulado «Le Roi de Patagonie», donde ratificó sus dichos.
Boiry, a su vez, presentó una demanda ante la justicia francesa reclamando una indemnización y con la pretensión de validar su título por vía judicial; la corte desestimó estas denuncias en 1997.
[39] En una entrevista afirmó[40]: Otros referentes mapuches, como Facundo Jones Huala, desconocen la legitimidad de Mariqueo y la pretendida casa real.