Por lo tanto, para que una práctica monopolística se considere ilegal, debe examinarse su propósito, la intención detrás de ella y la razonabilidad del beneficio que aporta al público en general, para determinar si existe una restricción irrazonable de la competencia.
[1][3] La regla de la razón permite un análisis más flexible que la “ilegalidad per se”.
[3][4][5]Esta ley buscaba prohibir las prácticas comerciales que restringieran el comercio interestatal y el monopolio, estableciendo las bases para un mercado más competitivo.
[4] Desde sus inicios, el derecho antimonopolio estadounidense ha utilizado dos enfoques principales para analizar las prácticas económicas: la ilegalidad per se y el análisis bajo la regla de la razón.
[3][4] Si bien la regla de la razón se originó en el caso Addyston Pipe and Steel Co.
[4][7] En la Unión Europea, el enfoque ha sido tradicionalmente más restrictivo, pero se observa una tendencia hacia una mayor consideración de los efectos procompetitivos.