Jacob trabajó para Labán por un mes hasta que él le dijo: ¿Por ser tú mi familiar, me servirás sin pago?
Jacob se casó con Raquel a la semana siguiente y trabajó los siete años restantes.
El Midrash dice que Jacob y Raquel sospechaban de Labán y por ello los enamorados idearon una serie de señas con las que la novia cubierta se identificaría ante el novio.
Mientras su hermana engendró rápidamente cuatro hijos, Raquel no pudo concebir durante muchos años.
Entonces, siendo costumbre, ofreció a su marido su sirvienta Bilha, de la que nacieron dos hijos llamados Dan y Neftalí.
En Jeremías 31:15 el profeta habla de «Raquel que llora a sus hijos».