El célebre Julio Romero de Torres visitaba a su padre allí, y Rafael ya le enseñaba algunos de sus primeros dibujos.
Cuatro años después, en noviembre de 1947 contrae matrimonio con Marina Garijo Molina.
En mayo de 1953, en la exposición Internacional celebrada en Madrid, obtiene el premio de honor con medalla de oro por su retablo gótico, y en el anterior marzo del mismo año nació su único hijo, Rafael Díaz Garijo.
La última etapa de su vida se vio ensombrecida por una enfermedad que mermó sus habilidades pictóricas; en el año 1962 sufrió un ictus que le paralizó medio cuerpo, dificultando su actividad artística, sin perjuicio de su actividad docente.
Rafael Díaz Peno se dedicó principalmente a las artes figurativas, predominando en la temática religiosa y la Semana Santa.